En esencia; la poesía es creada por los
espíritus sensibles, quienes con magia, inspiran lo profundo y también lo
bello. A sincero deseo, ellos figuran cosmogonías en sus mentes para con el
tiempo trascendido, plasmarlas en lo metafórico del arte con superioridad.
Desde lo inmemorial, bien los poetas del
alma, han entramado sus versos hermosos en tablas de piedra así como en lienzos
y sobre el papel. Por las diversas épocas del mundo, muchos genios, iluminaron
ciertamente la vida con sus obras fantásticas. A lo virtuosos expresaron las
creencias míticas, propagaron sus ilusiones asombrosas. Dedicados estos seres
en espiritualidad, claro a través de los saberes suyos, consiguieron ensoñar la
realidad.
De repercusión, fue muy importante la
inmensidad de imaginarios, que ellos como sabios, decantaron para nuestra
humanidad, porque nos abrieron encantaciones al eternal.
Más aún en el hodierno, los artistas y rapsodas,
reaparecen en las cosmópolis para dar esperanzas a la noche, presentan sus
composiciones de amor, radiándolas con dulzura a la gente, conciertan
magnitudes de fascinación al porvenir. Por un nuevo vanguardismo, ellos se
mueven en bien, tocan lo misterioso de la vida, diversas formas de innovación sobre
lo universalista, promueven en sus odas con tal de elucubrar la revolución
artística.
De concordancia, hay al día muchos creadores
de poemarios, dedicados a la sincera evanescencia. Con probidad, logran
armonizar lo estético en sus obras y por el aura de sus sentimientos con sus
ideales, sorprenden regeneraciones de utopías. De hecho, ellos sobre lo etéreo,
revelan los espectáculos del parnaso.
En tanto, cabe recitar que la poesía es
inherente al ser sapiente y vidente. De por cierto claro, porque él intuye lo
excepcional según como con su afinidad, trasfunde la poética en el lenguaje
alegórico.
Además de todo, tal como propone Octavio Paz:
“El lenguaje es poesía en estado natural. Cada
palabra o grupo de palabras es una metáfora. Y asimismo es un instrumento
mágico, esto es algo susceptible de cambiarse en otra cosa y de trasmutar
aquello que toca; la palabra pan, tocada por la palabra sol, se vuelve
efectivamente un astro y el sol a su vez, se vuelve un alimento luminoso. La
palabra es un símbolo que emite símbolos. El hombre es hombre gracias al
lenguaje, gracias a la metáfora original que lo hizo otro ser nuevo y lo separó
del mundo natural, el hombre es un ser que se ha creado así mismo al crear un
lenguaje, por la palabra, el hombre es de sí mismo una metáfora”.
Así lo elucidado, por estos
pensamientos, superlativo decir que el ser humano creativo es poesía. En
trasfondo preciso, muy desde lo íntimo, dispuesto vibra él en armonías
fabuladas. De hecho, nace de su propia libertad, la gesta poética, que
versifica con fervor igual como la fusiona y prospera con lirismo, para después
extasiarla en el arte y dejarla burilada en el poemario.
Ya bien con razón, precisó
el maestro, Gastón Bachelard: “La palabra por sí misma del poeta habla. No es
necesario haber vivido los sufrimientos del poeta para recibir la dicha hablada
que ofrece su drama, la sublimación en su poesía, supera la psicología del alma
terrestremente desgraciada, es un cimiento, la poesía tiene una felicidad, que
le es propia, sea cual fuere el drama que descubre”.
Entonces por supuesto, los
poetas de verdad viven todo un sacrificio comprometido, con la intención de
superarse y columbrarse en las odas, ellos evidentemente perseveran sobre lo
etéreo, sacralizan lo cósmico y dan hasta su amor por lo inmarcesible, los
poetas son unos libertadores de la poesía.
Rusvelt Nivia Castellanos
Comunicador social y
periodista colombiano
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